viernes, 5 de abril de 2013

Orines bajo la cama


Tu pulso me embriaga porque quizá florecer sea un nudo que palpita,
quiere romper el axioma sin recurrir a la galaxia
Tu pulso es el ornamento grave, el cadáver que las estrellas se pasan de mano en mano
sin recurrir a la constelación
Tu pulso ha sido construido con los residuos del rezo, es una luz constrictora
que da nombre a la lengua y la reemplaza Por eso tu pulso es tan imperceptible
Las llagas ven, dice tu pulso, como una puerta ve, como un vano se desoja
si lo cubre el sol en ese instante en el que el fuego se calcifica
y todas las máscaras son ciertas
sin recurrir al movimiento