viernes, 25 de enero de 2013

H


Es suave, dura deshaciéndose,
lo endurece mi tacto, mi órgano a su alrededor Lo poso
lo reproduzco cegando los ojos del tamiz Expando
su voluntad por cada centro que lo excluye de su autoconocimiento:
soy su vía Lo arrastro para que me erosione
así como yo mermo con su peso su gravedad en mí
Lo consumo, lo ejerzo, lo suelto por los juncos y se gana
la altura, el hueco, la hermandad con la mano musical del viento
que va arrancándole sus nombres
para vestirlo fuera
para abrigarlo de su última quietud