sábado, 20 de octubre de 2012

Tres epitafios abolidos por su autolectura


A quién puedo entregarle este tesoro
que guarda la lengua de dios entre sus ruinas
a qué carne nubácea le daré el propósito de la piedra aérea
frente contra frente cuanto más juntas más alto
el brillo y el vuelo
y también la sangre alegre en su reguero
como una estrella abriendo sus brazos por los ojos
anegando todas las visiones del mundo
para enterrar la gravedad y salir
y no haber sido nunca estas palabras
esta búsqueda

*

Estaremos cansados
a todo le diremos: ¡ Presigno !

*

yo paso la mano por las páginas pero
mi mano se transparenta con un equilibrio de opacidades tal 
que las letras se vuelven orificios
poros de mi mano y las palabras líneas
de huecos dentados y remo
contra el cristal de la última ventana
y ahí sí
ahí mi mano se ablanda y habla
me pasa por la cara me repudia
me insta a ser su tumba o (si el cielo tiene
esa inminencia de los colores puros
aislados en sus urnas superpuestas 
de luz salvaje
negro azul negro amarillo ) sólo la apoyatura
del gesto de morir pasando largamente
las páginas 
las lenguas
las retinas