viernes, 1 de febrero de 2013

El puente


Siempre recurrimos a los pedos para desarmarnos
Nos gusta más la risa que a un fantasma un carrete de hilo y una aguja
Atravesamos flotando el puente de la nariz de los ojos del puente
como si no fuésemos a crecer más
Desde arriba nos miramos en la corriente mientras tomamos aliento
El reflejo de nuestros rostros trastabillea y se cae
al principio de la corriente
Volvemos a flotar y subimos a tomar aliento otra vez
Y decimos esa cara tuya es la mía esa cara mía es la tuya
Pero con nuestra espalda no hay equívoco
Uno salta y dice espérame arriba
El otro espera y mira hacia atrás
simulando un pedo apretando los labios contra la piel del antebrazo
soplando para hacerlos vibrar
como estímulo
como reclamo