Descansa piedra verde en la mejilla hundida
no sabes si engarzada en un pozo o en la carne
sobrante de la profundidad No sabes si en el cielo
o en las manos que bajan a beber de un cuchillo
No sabes si tu verde es el de la vasija
por cuyas grietas respira un cuerpo y a veces se le ve pasar
entre trago y sonido entre onda y perfume
o si pertenece al ritmo interrumpido de alguna iridiscencia
que deja un hijo entre la hierba
Descansa en tu brillo piedra verde
hilando las temperaturas del pecho
y de los senos
y las sienes