domingo, 28 de octubre de 2012

Espejo


Cuando en el día hay demasiados fulgores
de limpidez artificial
regreso al óvalo
al mandala muerto al que respira decrecientemente
En la terca promesa de sus labios
que podrían estar en la promesa de sus ojos
exhalo la información recogida para que la codifique
hasta hacerla desaparecer
Se trata de un óvalo en blanco
sobre el que puede acoplarse el propio rostro
transversalmente y hacerlo girar al mismo tiempo
que el óvalo gira en sentido inverso
Es como cabalgar una cruz por dentro
Es como invocar a la invulnerabilidad
cuando ya se ha sido destruido
Es como hallar la invulnerabilidad
cuando los labios se asoman a su desaparición:
la lengua entra en casa
y los ojos la mullen antes de acostarse en ella
No ha existido el día
sólo los fulgores
pero ¿de dónde emanaron?
El óvalo vuela atravesándolos con su blancura